Las hutongs son las antiguas callejuelas que se extienden por la ciudad de Pekín de manera laberíntica. Es un mundo fascinante, una manera privilegiada de contemplar la vida real de esta inmensa capital china. Muchas de estas callejuelas fueron construídas durante las dinastías Yuan, Ming y Qing.
Se cuenta que hay varios miles en toda la ciudad y cada uno de ellos tiene su propia personalidad. Rebosan de vida, comida y bicicletas. Hay gente jugando a dados en la calle, otros pregonan su mercancía subidos a la bicicleta. En estas calles, las casas tienen entradas estrechas y todas las habitaciones dan a un patio cuadrado, centro neurálgico de la vivienda. La mayoría tienen un cuarto de baño comunitario.
Es una delicia pasearse por sus callejuelas y contemplar un día normal en un pueblo cualquiera. Olvidas que te hallas en medio de una de las capitales más habitadas y contaminadas del mundo. Se recomienda probar el pato a la pekinés en un sencillo bar o unos buenos raviolis al vapor, bañados con una cerveza Tsingtao.
En el año 2000 había más de 4500 de estas callejuelas que recorrían el viejo Pekín alrededor de la Ciudad Prohibida. A partir de la concesión a Pekín de los Juegos Olímpicos de 2008, el Gobierno de la ciudad decidió derribar gran parte de estos viejos barrios y construir nuevas y más altas viviendas.
Aún se puede visitar algunos de estos barrios tradicionales en la zona de Nanchizi y en las proximidades de la mansión del Príncipe Yixin.